Detrás de cámaras
- María Fernanda Tomalá Franco
- 15 dic 2017
- 4 Min. de lectura

El ser humano por naturaleza siempre ha querido sobresalir, ser mejor en donde quiera que se encuentre, y recibir aplausos por el trabajo realizado, resulta cómodo y placentero ser el mejor en todo, tener el mejor auto, la mejor casa, el mejor puesto en el trabajo, la mejor relación de pareja, hijos con buen comportamiento y excelentes calificaciones, una buena posición económica...
Pero. ¿Qué ocurre cuando todos estos privilegios no son parte de tu vida diaria? Y no eres el elogiado, tu auto esta pasado de moda, tienes una relación tóxica, tus hijos solo dan problemas, y tu posición económica tan solo te permite cubrir gastos diarios.
Aparentar ser algo para quedar bien son formas poco honestas de relacionarse en sociedad.
Vivir de las apariencias es una opción, más no la solución. No tienes que decir mi familia es maravillosa cuando no lo es, no es necesario mostrar una buena relación amorosa solo para que los demás vean cuan feliz eres, si vas en tu auto viejo y de repente aparece alguien que no ves en años no tienes por qué esconderte, no digas en casa soy el mejor en mi área de trabajo si no lo eres, no publiques que eres feliz y estas bien, cuando pasas todo el día juzgando y criticando. Por un momento en tu vida pon las cosas en su lugar, si tienes malas relaciones personales, familiares, laborales busca ayuda y trata de mejorar tu situación, pero no digas todo está bien cuando sientes que ya no puedes más.
Si tu situación económica no es buena, no tienes por qué alquilar un carro o una casa solo para quedar bien con los demás, lo único que demuestras es que dependes de la aprobación de terceras personas y que no tienes suficiente amor propio para enfrentar tu situación. Resulta complicado llevar a cabo toda una vida de mentiras, tarde o temprano sientes que no puedes más y sin que te des cuenta los demás se enteran de tu realidad.
Unos zapatos o ropa de marca, no determinan quien eres, en ocasiones el miedo al rechazo conlleva a abstenerte de ciertas cosas para quedar bien ante la sociedad, las personas con criterio formado, con carácter definido, y que reciben afecto no necesitan quedar bien con nadie más que con ellos mismos. Debemos ser conscientes que nada de lo que hagamos o mostremos a los demás va a ser suficiente, este siglo siempre va a pedir más, y si no estamos preparados para eso caeremos en el terrible error de aparentar ser quienes no somos.
Hoy en día gracias a las redes sociales, somos libros abiertos ante la sociedad, vemos que nuestro jefe, compañero, amigo o algún conocido publica " feliz disfrutando en familia" y hacemos lo mismo, sin embargo media hora antes vivimos una discusión, no hay necesidad de querer mostrarle al mundo lo que no vives, basta de mentiras, las apariencias ahogan, cansan y aunque muestres tu mejor sonrisa, el corazón roto no sana fácilmente, muéstrate tal como eres y las personas que se queden sabiendo conociendo tu realidad, que clase de familia tienes, donde compras tu ropa, y todo lo que encierre tu vida, solo los que se queden son los únicos que necesitas en tu vida, los demás solo han querido, y respetado al de las apariencias y ten por seguro que a los que salen contigo por tener un buen auto, un buen sueldo o tarjetas de créditos, no los necesitas.
La superficialidad pesa y resulta gratificante tener una vida autentica, conociendo tus fortalezas, valorando tus virtudes y siendo sinceros con los demás, lo mejor de vivir es que la gente te conozca y te valore por lo que eres, sino lo hacen, los que tienen algo que cambiar son ellos, no tú. Nos hemos acostumbrado a publicar en redes sociales lo que no nos ocurre, a dar explicaciones a quienes no les compete solo por quedar bien, y para ser bien vistos y simular estar a la altura de los demás. Así como hay personas con más necesidades que nosotros, siempre va a ver personas que tengan más posibilidades, y eso no es motivo de trauma, ni de desgracia, esfuérzate por ser mejor si lo quieres ser, pero sin avergonzarte por lo que eres actualmente.
Detrás de cámaras se ven los errores, hay que volverlo a intentar una y otra vez hasta que salga bien, pero el trascámaras muestra la realidad de seres imperfectos, que se tienen que preparar, que no lo saben todo, revela la objetividad de algo integro, de cómo se formó. Resulta increíble ver una película, obra o videojuego bien hechos, y quedar satisfechos por el trabajo, pero hay mayor complacencia en saber que hubo un esfuerzo para llegar a aquello, que nuestra vida no sea una película perfecta e inverosímil, que nuestra vida sea un detrás de cámaras, donde nos equivocamos, donde lo volvemos a intentar, donde nos mostramos tal cual somos, donde nos enfadamos, nos reímos, donde las cosas no salen bien, donde hay que mejorar, donde todos conocen nuestra personalidad sin un libreto memorizado, donde valemos oro por ser quienes somos independientemente de lo que tengamos.
No seamos más títeres de la sociedad, que el miedo al rechazo y el temor a quedarte solo no te lleven a aparentar lo que no eres, que tus carencias se conviertan en la fortaleza que necesitas para ser mejor ser humano, más humilde y más noble y te enseñen a valorarte a ti y a los demás por lo que hay dentro, más no por lo material.
Esfuérzate por tener el auto, la casa, y la familia de lujo que deseas tener, pero se feliz en el camino derribando los obstáculos hasta conseguirlo, sin figurar tener más de lo que realmente tienes.
“La presión social efectivamente existe, pero no todos respondemos aparentando lo que no somos. El tema está en aprender y aceptar sanamente que puede haber un alto porcentaje que no apruebe lo que digo o cómo vivo, pero eso no significa que el valor de mi persona esté en juego”, Paulina Alfaro.
Referencia
http://www.emol.com/noticias/Tendencias/2011/11/11/736109/Vivir-de-las-apariencias-una-opcion-que-termina-siempre-por-explotar.html (Aparentar-frase)
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