Cuando todo sale Mal.
- María Fernanda Tomalá Franco
- 3 dic 2017
- 4 Min. de lectura

Sin excepción a todos nos ha llegado ese día que es difícil levantarse de la cama, donde quitarse el pijama es lo más complicado, en el cual vestirse con ropa de entrenamiento es lo último que quieres hacer, no quieres ir al trabajo, rechazas las llamadas del celular, no tienes ganas de ver tu programa favorito y sintonizas las canciones más tristes que hayas podido escuchar en tu vida.
La falta de ánimo se siente como si nos faltara energía vital y fuerza para enfrentar la vida. Como si ese soplo de vida que todos llevamos dentro estuviera apagado y sin oxígeno. Es esa sensación de vivir sin vida, como si nos hubieran robado el aliento, el alma. Las ganas de hacer cosas personales son insuficientes o nulas, ya todo se ha vuelto rutina y poco atractivo, algo en tu interior no está funcionando normalmente, sientes cansancio físico, el apetito se ha ido y todo lo que quieres es dormir.
El ser humano está conformado por cuerpo-mente, si nuestros pensamientos están mal, o estamos teniendo más pensamientos negativos que positivos, nuestro cuerpo los va a percibir hasta convertirlos en cansancio, malestar, e intranquilidad. Si nuestra mente este bien nuestro cuerpo también. Es por esta razón que cuando experimentamos algún logro, una buena propuesta de trabajo, el comienzo de una relación, un viaje soñado o cualquier situación positiva, nos sentimos con tanta vitalidad y con fuerzas para cumplir todas nuestras metas. Por lo contrario si no tenemos trabajo, o el lugar donde trabajamos se ha vuelto incomodo e insoportable, si terminamos una relación de años, si empezamos a vivir momentos desagradables y por más que nos esforcemos es como si el universo estuviera en contra nuestro; cuando esto ocurre es fácil que el desánimo toque nuestra puerta, y nosotros sutilmente lo invitemos a pasar y a sentarse cómodamente en nuestro sofá dispuesto a quedarse.
Una realidad acerca del desánimo es que está presente cuando nosotros se lo permitimos, todos nos hemos sentido desanimados en algún momento de nuestras vidas y es necesario que ante cada situación difícil hagamos frente a la adversidad y decidamos seguir a pesar de aquello. Nuestros pensamientos son tan fuertes que hacen ecos constante en nuestras vidas y sino soltamos aquellas cosas negativas, seguirán atrayendo más sucesos que nos hagan sentir triste hasta el punto de sentir que nada vale la pena y que ya nada tiene sentido.
Es natural sentirnos tristes por alguna situación adversa, desanimarnos porque las cosas no salen bien es parte de nuestra reacción ante lo que en ese momento nos resulta ser una injusticia de la vida, pero no dejemos que el desánimo nos quite la esperanza de luchar por nuestros anhelos, si tenemos que llorar hagámoslo, es sano expresar nuestro dolor y llorar lo necesario, reflexionemos y volvamos a empezar, recordando que somos seres capaces de lograr lo que aspiramos y aptos para triunfar en un mundo escaso de oportunidades.
¿Todo sale mal? si! es parte de la vida, somos productos de nuestras adversidades, pero no lo es todo, hay más días por conquistar. Siempre habrá esos días, esos monótonos, tristes y despreciables días que te hacen sentir el ser más infeliz de este mundo, en donde no quieres hablar con nadie, donde no quieres ver a nadie, en donde las decepciones te pueden y no quieres volver a intentarlo porque sientes que eres el fracaso hecho persona y que no naciste para el éxito, pero no es así, la vida es más que buenos momentos, es más que días de suerte y es más que el éxito soplando en tu cara, la vida es otra cosa son esos días de bajones, son esas intensas lucha por salir de tu habitación aunque sientas que ya no puedes más, son las pocas fuerzas de enfrentarte a los retos del día a día, es levantarte con la esperanza de tener una buena noticia aunque tu corazón te diga que eso no pasará, son esos días nublados de música triste, es ese extrañar a alguien que sabes que no volverás a ver, si señores eso es la vida, en los peores momentos se forjan los grandes guerreros.
La vida no es otra cosa que lo que tú decides hacer con ella, así que no dejes que el desánimo te tire al piso, y mucho menos te permitas quedarte allí, no estás solo en el camino, siempre habrá personas dispuestas a hacer algo por ti, cambia de actitud, cambia tus hábitos, descansa, has ejercicio físico, aséate, aliméntate saludablemente, empieza a hacer cosas por ti, has un compromiso contigo, eres el único que tiene la llave para salir de ese estado de ánimo, porque de nada sirve que tengas el mejor consejo, o que asistas a un terapeuta si antes no has tomado la decisión de empezar de nuevo.
Somos nuestro propio enemigo, atraemos a nuestra vida lo que pensamos y esa es nuestra mejor arma, pero es de doble filo y nos puede destruir, ten presente que hay personas que la pasan peor que tú, y siguen de pie porque no permitieron que la adversidad los venciera, no culpes a otros por lo que te pasa, siempre es bueno reconocer que nos hemos equivocado y mejorar aquellas falencias, repítete palabras positivas que te realcen el ánimo y sobre todo no olvides que para vencer la adversidad se necesita esfuerzo y perseverancia.
No atesores en tu corazón sucesos negativos, ponte de pie y si tienes que volver a empezar hazlo, sonríe y ponle tu mejor cara a la vida, demuéstrale de que estas hecho y hazle saber que no eres de los que se rinden, que tú decides que te desanima y por cuanto tiempo, y que ya entendiste que es parte de la vida, pero que no es tu estilo de vida.
El día que menos esperas recibirás la noticia que tanto has esperado, no todo es malo en esta vida, un día dirás valió la pena tantas lágrimas, valió la pena el esfuerzo, valió la pena esperar que todo cambie, porque ciertamente a veces creemos que nada va a cambiar, pero es cuestión de esperar y confiar en que el esfuerzo tiene su recompensa y creer que si has pasado por momentos difíciles es porque estas siendo preparado para algo más grande.
Los tiempos mejores están por llegar.
¡Confía!
Referencia.
https://es.aleteia.org/2017/07/10/vence-el-desanimo-con-estas-herramientas-psicologicas-fisicas-y-espirituales/
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